Durmiendo con el enemigo

Las denuncias contra agentes de la PNC son innumerables. La Fiscalía cuenta con cientos y cientos de casos. Es un ejército. Y la cifra alude solamente a los denunciados. ¿Cuántos andan sueltos en el silencio y en la impunidad?

A mí un policía me pegó, una mañana. Así de la nada. Yo iba en la calle, eran las ocho más o menos, de lo más tranquilo, y el muy asqueroso –él y otro más– me brutalizaron. No una paliza tipo Rodney King, pero ciertamente no fue agradable. Les pregunté cómo se llamaban. Les dije que era periodista. Se tapaban la insignia, los maricones.

El mío no es sino un caso anecdótico. Un chucho nomás en la mar de lobos.

Vigilantes Vigilados. Es lo que, en suma, necesitamos. Tienen armas. Tienen información. Un agente de la PNC es un secuestrador en potencia. Un extorsionador posible. Un violador, un asesino, un poeta de la noche corrupta.

¿Y quién debe vigilar a los vigilantes? Gobierno (Procuraduría de los Derechos Humanos), Sociedad Civil Organizada, Sociedad Civil No Organizada (en esta caso estamos hablando del mero individuo, y se trata de un trabajo de conciencia primero interior, y luego un ejercicio de valor frente al pánico de declarar), la misma PNC (por medio de la Oficina de Responsabilidad Profesional, el órgano doméstico de autovigilancia, que debe redoblar esfuerzos), así como organismos extranjeros de comprobada validez asentados en el país, que notifiquen regularmente al mundo exterior.

Por supuesto, el concepto de VV es bueno, pero en ningún caso es lo mejor. Lo ideal es que el propio agente tenga la capacidad de alinearse a sí mismo. El concepto de VV ramifica la fragmentación, y deslinda compartimientos paranoicos de identidad social, a costa de una serenidad que resulta imprescindible para mantener –justamente– los índices de violencia bajos.

Es sabido que el principal problema de este gobierno se encuentra en el área de seguridad. El miedo ya alcanza grados zoológicos. Si además agregamos los “enemigos internos”, la cosa se vuelve siniestra.



(Columna publicada el 13 de agosto de 2005.)

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