28,000


Símbolo sempiterno del gore estatal más recrudecido, Pinochet acaba de fallecer, a los 91 años.

Agradablemente depresivo fue su final. Sin aparato, sin auténtica crudeza histórica. Una brisa televisiva. Uno ha leído demasiado a Shakespeare. Uno exige cierta farándula más espectacular por parte del Devenir.

Sobre todo cuando se trata de esta gente, que se empoderó haciendo caldo de opositores. Construyó fortunas sobre tórridos cadáveres fusilados. En el pecho velludo chileno, encontraremos las vísceras sucesivas de Salvador Allende.

El Plan Cóndor debe de ser una de las empresas humanas más tenebrosas que haya fraguado la humanidad desde el principio de los tiempos, con soporte natural de Washington. Aún tiemblan en nuestra memoria los reos ultimados en la famosa Caravana de la Muerte.

Y aún así, con todo lo que se sabe y se conoce, los simpatizantes de Pinochet hacen legión. Largas filas de muertos vivientes, esperando a ver al general en su ataúd… Le han dado rasgos mesiánicos… Le atribuyen milagros… Milagros económicos… Qué base económica más sólida la de Chile, en efecto; construida con los huesos triturados de 28,000 torturados. Estos son nuestros países de blanqueados sepulcros.

El lugar en dónde van a tirar las cenizas de Pinochet está ya maldito para siempre. Más que las cenizas de un individuo, son las cenizas de un arquetipo: una esencia de todo lo que hay de oscuro en el ser humano.

La decisión de la presidente Bachelet (quien sufrió ella misma las vejaciones de la dictadura) de no ofrecer exequias de estado es la clase de decisiones que un jefe, una jefa de estado hace de cara a la luz.

Muerto el hombre, queda el símbolo. Y el símbolo aún puede ser juzgado.

Muerto Pinochet, el ojo de la justicia internacional se pondrá sobre Guatemala, necesariamente. Hagamos las cosas bien, antes de que la muerte se lleve a nuestros dictadores. Juzgarlos a ellos es juzgar a Pinochet también. De lo contrario, cuando despertemos, los dinosaurios todavía estarán allí. Eternizados. Espectros.


(Columna publicada el 16 de diciembre de 2005.)

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