Porosidad

Rumores respecto a un posible descalabro del banco G&T Continental. Pánico en el segmento de cuentahabientes afiliados a esta institución.

Se evidencia lo evidente: el orden social es un constructo de percepciones. Con alterar un enfoque, el edificio entero tiembla.

Especialmente en el negocio de la seguridad bancaria –que subsume y lamentablemente aglomera todas las demás seguridades, incluso las más sutiles. Se puede decir, sin temor a exagerar, que una crisis bancaria es ya una crisis del ser. Cuando la bestia de los dineros aúlla, mana esa sangre oscura de la angustia.

Es aquí en donde uno se da cuenta que el dinero ya no es lo que era. En algún momento de la historia del ser humano, el dinero garantizaba nuestro pacto directo con lo terrenal; era un símbolo, pero un símbolo anclado en procesos materiales bien definidos. Con el paso de los siglos, este anclaje ha pasado a ser más y más irreal. Visto desde una perspectiva, mi dinero no está en ninguna parte, se ha perdido en los entresijos del lenguaje financiero. Los bancos son entidades desencarnadas. Cualquier persona que sepa manipular el imaginario del miedo está en condiciones de derrocar un banco, por muy sólido que sea. La solidez no quiere decir un carajo, en un mundo cada vez más mental. Los banqueros serán maestros del símbolo y del mensaje, del rumor, o no serán nada. Criptofuncionarios, manipulando corrientes de lealtad y desconfianza.

Por eso es que ha tomado tanta relevancia el Internet en esta guerra de chismes bancarios. El Internet nunca trae conocimientos, sólo brisas, aproximaciones. Es el medio ideal para capturar mentalidades. Poco a poco, la locura, la desconfianza, la porosidad. Nuestros autos desaparecen; nuestras casas parpadean. Incluso nuestros bienamados volcanes se hacen cada vez más transparentes.


(Columna publicada el 9 de diciembre de 2006.)

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