El ángel global
Luego de conversar un poco con Ana, seguí mi camino, caviloso. Los tiempos están cambiando, me dije, entre contento y asombrado. Y de repente, caí en cuenta de que lo que yo acababa de vivir era, a todas luces, un momento histórico.
Hace unos años un momento como éste hubiese sido impensable. La firma de la paz desde un principio no fue más que un castillo de formalidades, una comedia funcional, con un subtexto clarito, clarito: impunidad. El universo de la sanción puesto para siempre entre paréntesis.
Ante este panorama, Menchú y compañía optaron por una vieja estrategia: montarse a hombros de un gigante: la Audiencia Nacional Española. Ese gigante tiene otros nombres: “11/S”, o también “inmigración ilegal”, o “web”. Cualquier evento que sirva para deconstruir la noción de estado. Los tiempos están cambiando sobre todo por eso: nos encontramos bajo un nuevo paradigma: el paradigma de las intervenciones alienígenas. Hoy en día, podemos estar seguros que cualquier cambio en el decurso nacional vendrá sobre todo de afuera, y que cada país del orbe vivirá inexorablemente su deus ex machina, para bien o para mal.
Los militares guatemaltecos, antes muy seguros en sus casas, que eran protectorados intocables, hoy tiemblan porque en cualquier momento llega una orden de captura, que les recuerda que la locura nacional (que era la suya) ha sido cambiada por otra forma de locura: la del ángel global, cuyo aleteo es tantito más fuerte que el de una mariposa, y provoca correntadas pavorosas, y algunas veces, tsunamis. Y a veces, una brisa de nada, pero una brisa al fin.
(Columna publicada el 18 de noviembre de 2006.)
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