El rey Crudo
La carrera por ese preciado escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU merece nuestra atención. Hay pláticas diplomáticas en los pasillos que ni siquiera los fantasmas se atreven a escuchar…
Las declaraciones de Berger provocan, en todo caso, desconfianza: 1) por la complacencia (que lo anden negando es una pérdida de tiempo) y exceso de definición (un lenguetazo que recorre todo el axis Estados Unidos–México–Colombia); y 2) por la demasiada emocionalidad (“El secretario Annan personalmente me dijo que, si Venezuela entrara al Consejo de Seguridad tendríamos muchos problemas…”). Tanta emocionalidad puede echarlo a perder todo para nuestro querido presidente. La raza presidencial guatemalteca nunca ha tenido un sentido del límite. La sobriedad los pone como inquietos. Ya se habían echo buenas notificaciones sobre el comportamiento de Berger –buen cachorrito– hasta que dijo las cosas que dijo, lo cuál por demás no lo hace menos buen cachorrito, sino torpe además. Como nota agregada, resulta interesante que Guatemala esté dispuesta a mediar en los campos de la seguridad mundial, cuando su seguridad interna da mucho de qué hablar, y si no que lo digan los recientes exabruptos carcelarios. Desde Pavón para el mundo…
De las declaraciones de Berger, la más lamentable es aquella que afirma que si Venezuela llega a la ONU la ONU no servirá para nada. Porque entonces está de antemano deslegitimando a la ONU. Y no que no tenga la razón, pero un hombre en su posición no puede permitirse semejante arranque de pesimismo, sobre si todo si su meta es formar parte de la ONU. Con palabras tan poco cartesianas, los países europeos puede que lo miren con alguna reserva.
Chávez por su lado… bueno, ya se sabe. Hasta mató a Chomsky. Que Chomsky sea citado por Chávez es una desgracia para Chomsky. Pero Chávez tiene otra clase de elocuencia, la elocuencia feral del crudo. Digamos que en esta monarquía, el petróleo sigue siendo el rey. En fin, ya veremos…
(Columna publicada el 30 de septiembre de 2006.)
Las declaraciones de Berger provocan, en todo caso, desconfianza: 1) por la complacencia (que lo anden negando es una pérdida de tiempo) y exceso de definición (un lenguetazo que recorre todo el axis Estados Unidos–México–Colombia); y 2) por la demasiada emocionalidad (“El secretario Annan personalmente me dijo que, si Venezuela entrara al Consejo de Seguridad tendríamos muchos problemas…”). Tanta emocionalidad puede echarlo a perder todo para nuestro querido presidente. La raza presidencial guatemalteca nunca ha tenido un sentido del límite. La sobriedad los pone como inquietos. Ya se habían echo buenas notificaciones sobre el comportamiento de Berger –buen cachorrito– hasta que dijo las cosas que dijo, lo cuál por demás no lo hace menos buen cachorrito, sino torpe además. Como nota agregada, resulta interesante que Guatemala esté dispuesta a mediar en los campos de la seguridad mundial, cuando su seguridad interna da mucho de qué hablar, y si no que lo digan los recientes exabruptos carcelarios. Desde Pavón para el mundo…
De las declaraciones de Berger, la más lamentable es aquella que afirma que si Venezuela llega a la ONU la ONU no servirá para nada. Porque entonces está de antemano deslegitimando a la ONU. Y no que no tenga la razón, pero un hombre en su posición no puede permitirse semejante arranque de pesimismo, sobre si todo si su meta es formar parte de la ONU. Con palabras tan poco cartesianas, los países europeos puede que lo miren con alguna reserva.
Chávez por su lado… bueno, ya se sabe. Hasta mató a Chomsky. Que Chomsky sea citado por Chávez es una desgracia para Chomsky. Pero Chávez tiene otra clase de elocuencia, la elocuencia feral del crudo. Digamos que en esta monarquía, el petróleo sigue siendo el rey. En fin, ya veremos…
(Columna publicada el 30 de septiembre de 2006.)
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