La nueva ministra

El presidente: primero reacio a degollar, pero no le quedó de otra: Vielmann, Sperinsen. ¿Cómo aplacar la sed pública, partiendo de allí? Una pérdida institucional de ese calibre –a ese nivel– no es fácilmente compensable.

Al tiempo nos enteramos que Adela de Torrebiarte fungiría como nueva ministra de gobernación. Ya antes se había barajado su nombre para esta cartera (antes con el presidenciable Álvaro Colom); y ella había hecho manifiesta su disposición a servir en el sector público… Una movida sencilla, sagaz por parte de Berger.

Conocida a la vez como activista de los derechos humanos (en Madres Angustiadas) y activista del fútbol nacional, ya ha dado pruebas de que sabe emplazar voz y gestión en todo lo que hace. Madres Angustiadas es una agrupación civil que surge en respuesta a la crisis de la inseguridad pública (epitomizada en la ola de secuestros que nos tenía de rodillas hace unos años); a la ministra, por tanto, el tema no le resulta forastero.

En un principio, no comprendí por qué Adela de Torrebiarte habría de asumir el cargo, teniendo tan poco tiempo, tan pocas posibilidades de cambiar nada (y con semejante prólogo, semejante proemio siniestro: el de los salvadoreños asesinados…). Un tiro perdido en la noche, pensé.

Pero luego me dije: si bien es cierto que la ministra no podrá conseguir cambios estructurales en verdad funcionales, también es cierto que nadie le podrá acusar, al final de su período, de no haberlos hecho: todos sabemos que la cartera de gobernación es un sumidero cósmico, y que un sumidero cósmico no se limpia en ocho meses. Visto desde tal punto de vista, el haber aceptado el cargo constituye un sablazo estratégicamente impecable (siempre y cuando Adela de Torrebiarte busque prolongar su carrera política) que la fundió duraderamente, en la percepción general, con el arquetipo de la rescatadora.

Y nadie descarta que la ministra logre incluso precipitar un golpe catapultador –y con uno solo bastaría– en estos ocho meses venideros. Sería por demás interesante verla subir a otro nivel en la vida nacional.


(Columna publicada el 7 de abril de 2007.)

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