Umbralario


La otra mañana, recibí tan triste, triste noticia:

–Chiquito, se murió Umbral.

Dijo mi esposa, la única que lee periódicos en casa. Me acerqué, con cierta probidad, a leer la tétrica nota periodística, y ya en dos segundos tenía un nudo un tanto kierkegaardiano en la garganta.

Umbral me mostró eso de escribir. Lo estudié con avidez termonuclear. Tengo lo menos unos treinta libros suyos, algunos leídos más de una vez. Es notable lo que ese señor hizo con su Olivetti. A mi entender, se ha ido el más poderoso de todos. Muerto Umbral, supongo que se acaba para mí una era: la era de los mentores literarios. Ya no cabe coaligar con ningún estilo que no sea el mío. He llegado por fin a mi soledad literaria.

El oficiante de la sorna Umbral. El aficionado a bufandas Umbral. El descartesianizador de la prosa Umbral. El materializador del insulto Umbral. El en absoluto doctoral Umbral. El tramoyista de sí mismo Umbral. El de la noche madrileña Umbral. El carmesí de guante blanco Umbral. El programático erótico Umbral. La estrella de los periódicos Umbral. La criatura poéticoespiritual Umbral. El stripper lírico Umbral. El analista resplandeciente Umbral. El de la bronca voz Umbral. El interiorizador de todas las Españas Umbral. El de los diez mil libros Umbral. El Cervantes Umbral. El Cela Umbral. El surfista de los mass media Umbral. El fornicador del idioma Umbral. El habitante de La Dacha Umbral. El descreyente Umbral. El que hace muchas noches llegó al Café Gijón Umbral. El yo he venido a hablar de mi libro Umbral. El chico de provincias Umbral. El viejo cabrón Umbral. El poco leído en Latinoamérica Umbral. El genio de Madrid 1940 Umbral. El amado por nadie Umbral. El neologista Umbral. El apasionado de los gatos Umbral. El Francesillo Umbral. El muerto al fin Umbral.

Basta. No más lloraderas. Perder los estribos, o la cabeza, o el rumbo, nunca, nunca la elegancia. Umbral. La elegancia.


(Columna publicada el 8 de septiembre de 2007.)

6 comentarios:

Algunas Luchas dijo...

Estuve buscando esta columna en elPeriodico y nunca apareció, que bueno haberla encontrado aquí,
Lucha

Maurice Echeverría dijo...

Faltaba más. m.

Anónimo dijo...

Nunca he entendido por qué... pero se me antoja tanto la lectura de un libro de Umbral y luego uno de Pessoa... me disfruto la lectura de las europeas y luego el libro del desasosiego de Pessoa...
Cielos, hay algo en Umbral... es como un pozo viendo el cielo...

canario

Maurice Echeverría dijo...

El sicofante-hierofante de las prosas líricas Umbral. El plisador del idioma Umbral...

Anónimo dijo...

Yo siempre recuerdo aquello de que la mujer hace exactamente lo mismo que el hombre, sólo que de otra manera, lo cual -subraya Umbral- habría que dilucidar si no es otra cosa. Problemas kantianos, la facultad de una facultad, cosas así. Umbral me recuerda a esos genios que no les queda la chaqueta, algo así como Cortázar escribiendo en mangas de playera.

Maurice Echeverría dijo...

Y sin embargo, la bufanda. m.

 
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